domingo, 5 de octubre de 2014

Hoy el tercer aniversario de la muerte de Steve Jobs

Hoy, hace tres años, asistíamos a la presentación del fantástico iPhone 4S. Fue el último teléfono que pudo ver Steve Jobs con vida, ya que tan solo un día después nuestro gurú de Apple nos dejaba después de haber estado luchando durante años contra un cáncer de páncreas poco común.

Jobs fue diagnosticado siete años antes de su muerte de un tumor neuroendocrino de páncreas. Sin embargo, en vez de confiar en la medicina, se encomendó en un primer momento a terapias alternativas. Al ver que su salud empeoraba a pasos agigantados decide someterse a una intervención quirúrgica en 2004. Muere en octubre de 2011, hoy hace 3 años.

Así hablaba Steve Wozniak de su amigo Steve Jobs, con el que fundó Apple en un garaje de Los Altos, California, en 1976. Tres años después de su muerte, es difícil, imposible más bien, escribir sobre Steve Jobs sin repetir algo que alguien en algún lugar del mundo ya ha escrito o dicho. Eso da una prueba de la magnitud del personaje en el que Steve Jobs se convirtió y, también, de su relevancia.

Le pese a quien le pese, hoy Steve Jobs es una leyenda cimentada en una combinación de gran éxito empresarial, una inteligente construcción mediática y productos y servicios revolucionarios que han cambiado nuestra forma de consumir cultura y de crearla.

Por eso, Steve Jobs es algo más que el co fundador de Apple, un visionario empresarial o la persona que llegó a ser el máximo accionista individual de The Walt Disney Company. En el imaginario popular Steve Jobs es el inventor del reproductor MP3, del smartphone, del tablet e incluso de esta nueva revolución que se avecina con los smartwatches.

Y sí, se perfectamente que Steve Jobs no inventó ninguno de los artilugios que acabo de mencionar, pero estarás de acuerdo conmigo, en que ninguno de ellos alcanzó el nivel de belleza, usabilidad y popularidad que hoy tienen hasta que Steve Jobs y Apple les pusieron las manos encima. Si a esto sumamos la personalidad difícil (por decirlo de forma suave) de Jobs y un trabajo de comunicación y publicity corporativa obsesionado con exaltar su figura, el resultado es la creación de un genio digno de aparecer en el spot “Piensa diferente” que Apple lanzó en 1997.

Seguramente esa fue siempre una de sus metas. Al fin y al cabo, como decía el propio spot:

Las personas lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo cambian.

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